Ofensivo, abstemio y bastante rata: Torbe, según sus trabajadores

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Burlón hasta ofender. Mercantilista. Obsesivo a rachas. Adicto a internet. Enemigo del tabaco, el alcohol y las drogas. Bastante rata con el dinero. Machista. Ingenuo en ocasiones, manipulador en otras.

Este es, a grandes rasgos, el retrato que ocho de los trabajadores y extrabajadores hacen de Torbe, recluido en el centro penitenciario de Estremera desde finales de abril, por publicar pornografía infantil y tratar con seres humanos.

"En el porno nadie le cae bien a todos. Pueden respetarte profesionalmente si tienes éxito, sobre todo en el extranjero, pero siempre va a haber gente que hable mal de ti a nivel personal, como más jode. Este es un sector oscuro: hay mucha cocaína, se hace un contrato por cada 10 pagos en negro y la mayoría mezcla los sentimientos con el negocio. Yo siempre digo que lo mejor del porno son las pollas y lo peor, los puñales". La cita procede de una exactriz que ha trabajado con Torbe en distintas épocas. "Me fui, nos apuñalamos y volvimos... y luego lo hice otra vez, es que esto funciona así", explica detrás de un té rojo y un paquete de cigarros importados.

Estuvo en el sector ocho años, los suficientes para entender que en el porno patrio se juega fuerte y se olvida rápido: "A nosotros no nos importa de qué acusan a Torbe o a otro cualquier productor que encarcelan, porque en el mundillo se sabe lo que hace -y lo que no- cada uno. A Torbe le han buscado las vueltas cientos de veces, y en alguna ocasión le han pillado, pero con lo del ruso le han cazado de pleno. Cuando saltó la noticia, dos o tres amigos me escribieron '¡A buenas horas!'. Muchos pensamos que Torbe tenía que haber caído antes".

Los testigos señalan la llegada del socio ucraniano como un punto de inflexión negativo

Por el ruso se refiere al ucraniano Borys Malynovskyi, socio de Torbe que también permanece en prisión preventiva. Todas las fuentes consultadas coinciden en señalar a Malynovskyi como una figura clave en la operación Universal. Le describen como un hombre alto y delgado, rubio, con ojeras y carácter áspero. Muy pocos han conseguido verle en la oficina de Torbe; en un año, el tiempo que llevaba colaborando con el vasco, solo ha pasado por allí en dos ocasiones. En la primera colocó a Mila, una secretaria que hace las funciones de traductora, chófer y consejera de las chicas que Borys importaba de Ucrania y Rusia.

El negocio de Torbe se sustenta en dos líneas: la productora de cine porno y las webcams. Muchas de sus actrices trabajan en las dos y unas pocas hasta se involucran en funciones de gestión. Como productor, muchos ven en Torbe una puerta de entrada al mundo del porno profesional. Paga poco y se interesa aún menos por la edición final de las escenas. A menudo rueda con enanos, con obesos o con personas que fingen discapacidades. Por un bukakke, una masturbación masculina de hasta 30 individuos sobre una sola actriz, paga 400 euros, "200 o 300 menos que su competencia", dicen desde la productora. "Si no acepta tragarse el semen, a la actriz la paga menos. Si en una orgía se presentan menos actores de los esperados, a la actriz le prorratea la paga. A algunas las ha instado a hacer sesiones de prueba que luego ha publicado. Es una persona bastante rata con el dinero".

Muchas actrices transigen por estar en el escaparate. Graban algunas escenas y dan el salto a otras productoras más prestigiosas. Una exactriz, ahora emigrada en otra productora, recurre al símil futbolístico para expresar su postura: "Las actrices tenemos una serie de escenas, como los futbolistas. Cuando las has hecho, la gente se cansa de ti y tienes que cambiar de nombre artístico y de productora. Al final, ni eso. Con Torbe se cobra menos, aunque estira más la carrera de sus actrices, no te propone 20 escenas al mes como en otros sitios". Aunque pagaba poco, no permitía a sus actrices trabajar para terceros.

Actrices importadas

Nada de esto le importaba a su socio Borys. Nunca mostró el menor interés por las actrices ni por el porno de Torbe. Utilizaba sus instalaciones para hacer algo que bautizó como bukkakes premium. Solo trabajaba con mujeres rusas y ucranianas que traía en vuelos directos. En Barajas, Mila las recogía, las llevaba al estudio de Torbe y eventualmente les buscaba dónde dormir. En la mayoría de las ocasiones, las chicas iban y venían en el día.

Los bukakkes de Borys no se emitían en internet. Nadie sabe, de hecho, qué hacía el ruso con aquellos vídeos en los que exigía a las chicas ir al límite. Dos fuentes confirman los extremos recogidos en el sumario de la operación Universal: "Muchas mujeres no sabían exactamente a qué venían. No estaban preparadas para hacer un porno de ese nivel, tan brutal, y lloraban desconsoladas. Algunas vomitaban, otras tenían arcadas. Muchas se querían ir", detallan. Mientras Mila ejercía como apagafuegos, Torbe no participaba directamente en estas producciones, dicen, pero tenía constancia de todos los abusos. "En los últimos tiempos, estaba muy mosqueado con Borys, pero no llegó a cortar. Supongo que ganaría buen dinero con él".

No es la primera vez que Torbe coquetea con amistades peligrosas. El vasco reconoció, en una entrevista concedida a este periódico hace dos años, que estuvo a punto de asociarse con un narcotraficante. El productor incluso viajó a Las Vegas, con todos los gastos pagados, para cerrar el acuerdo, que finalmente se frustró por una operación de la Guardia Civil contra el tráfico de cocaína.

placeholder Torbe, junto a algunas de las chicas que trabajan en Villacerda. (Pablo López Learte)

Torbe, junto a algunas de las chicas que trabajan en Villacerda. (Pablo López Learte)

Torbe sabe con quién se asocia. En la entrevista de 2014, que duró cerca de tres horas, me quedé enganchado en este tema. Le pregunté varias veces por qué un empresario como él, con trayectoria y consolidado en su sector, está dispuesto a arriesgarlo todo por los 150 millones de pesetas que le ofrecía el narco. Solo obtuve risas y explicaciones tibias, propias de un inconsciente o de quien tiene debilidad por las grandes sumas de dinero. Más tarde tuvo una oferta de un private equity que descartó al considerarla "calderilla".

Los que le conocen bien describen a Torbe como una persona sencilla, sin pasiones rebuscadas. "Le gusta comer, dormir y follar" en dosis generosas. Si por él fuera, pasaría la vida leyendo -todos los géneros, en especial la autoayuda-, jugando a la PlayStation y conectándose a internet de madrugada. Torbe se acuesta al alba y en muchas ocasiones le tienen que llamar de la oficina para que coja la scooter y vaya a trabajar.

Hay épocas, dicen, en las que está motivado y se pasa el día trabajando, ya sea en escenas porno o protagonizando comedias chuscas para internet o cantando para ofender a alguien. Porque a Torbe le gusta ofender o, como él prefiere llamarlo, provocar. Sabe que la notoriedad también pasa por llamar feas a todas las mujeres de Torrelavega, equiparar a los rumanos con los ladrones o insistir en llevar al porno estereotipos de la sociedad que tienden a escandalizarse, como los curas, los enanos o los obesos.

Su entorno no ve a Torbe capaz de violar o drogar a una de sus actrices

Algunas de sus trabajadoras sostienen que Torbe es un machista que ha aprendido a tratar con las mujeres. Que sabe demasiado bien cómo convencer a las chicas que llegan con dudas. Que a todas les exige una escena con él para prosperar en la empresa. Que sus preferencias son obvias y que en muchas ocasiones sus actrices se mudan a su casa. "Una de las que ahora le denuncian estuvo viviendo en su casa varios meses e incluso envió a dos búlgaros allí para robarle", critican desde el entorno del productor. De nuevo la tesis de los puñales.

Ninguna de las fuentes consultadas, algunas de ellas abiertamente enfrentadas con Torbe, le ven capaz de violar o drogar a sus actrices, la acusación más seria que sobre él se vierte en el sumario de la operación Universal. Durante años, sus trabajadores no le han visto beberse una cerveza ni encenderse un cigarro. Su tolerancia a las drogas es cero. Cuando se ha encontrado con actrices adictas a la cocaína, quizás el peor de los males endémicos del sector del porno, las ha criticado públicamente e incluso ha llegado a despedirlas. Otras actrices apuntan a que Torbe se negaba por sistema a hacer escenas con ellas si olían a alcohol o a tabaco.

Torbe permanece en la cárcel de Estremera leyendo y aprovechando para hacer dieta, mientras fuera dos juicios, el de la prensa y el del sector del porno, se entremezclan con el sumario de la operación Universal. Puñaladas hasta entonces no van a faltar.

Résumer
Torbe, conocido por su implicación en la publicación de pornografía infantil, es descrito por trabajadores y extrabajadores como burlón, mercantilista, adicto a internet, enemigo del tabaco y las drogas, machista, ingenuo y manipulador. Su socio ucraniano, Borys Malynovskyi, es señalado como una figura clave en la operación Universal. Malynovskyi se dedicaba a realizar bukkakes con mujeres rusas y ucranianas, muchas de las cuales no estaban preparadas para el nivel de brutalidad de las producciones. A pesar de pagar poco, Torbe mantenía a sus actrices exclusivas y les ofrecía una carrera más prolongada en la industria del porno.